Los bancos están flexibilizando sus condiciones a la hora de conceder préstamos. Hasta el momento hemos hecho hincapié en los créditos hipotecarios, con un aumento del 50% en relación al primer trimestre de 2013. Pero también se nota el aumento en los créditos al consumo a familias para automóviles y bienes duraderos, con un aumento de 0,61% en comparación con el mismo periodo del año pasado.

Desde el inicio de la crisis, las amortizaciones de créditos anteriores siempre eran superiores que el número de nuevos créditos concedidos. En el año 2007 se concedieron 103.375 millones de euros en préstamos al consumo, mientras que en 2013 sólo 62.304 millones de euros. Es decir, un 40% menos.

Los bancos han decidido volver a abrir el grifo de los créditos al consumo en un momento económico en el que parece que la inestabilidad se va curando poco a poco. Motivos como el principio de contención del número de desempleados o el aumento de la capacidad de ahorro de las familias, según indica Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (Asnef), animan a los ciudadanos a consumir e inspiran más confianza a la banca.

Resulta esperanzador este incremento porque es el primero que vive los créditos al consumo desde 2007 y porque dicho aumento no deja de ser un pez que se muerde la cola y, por lo tanto, conlleva más consumo, más ventas para las empresas y seguramente más puestos de trabajo requeridos para dar respuesta a la demanda. A pesar de que la remontada sea lenta y costosa, parece que estamos en el buen camino.

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