La historia de la hipoteca

Tanto tiempo con consejos e información sobre las hipotecas, y nunca hemos comentado dónde se inició el término ni cuáles fueran sus primeros usos.

Los inicios de la hipoteca

El término hipoteca ya fue usado desde el 753 AC hasta el año 476 DC, el período más conocido como la Antigua Roma y el que se formó un gran Imperio capaz de dominar la Europa Occidental y los alrededores del Mar Mediterráneo. En ese entonces la hipoteca se usaba como garantía de pago en la compra de tierras. Más concretamente había dos formas de garantizar una deuda:

  • Fiducia: dejaba totalmente desprotegido al deudor, y consistía en un traspaso sobre la propiedad de un bien al acreedor de la deuda.
  • Pignus: parecida al sistema actual y en la que se entregaba un bien mueble.

¿Os imagináis pagar la hipoteca con vuestros animales?

Más adelante, ya en la Edad Media (siglo V-XV) que comprende aproximadamente desde la caída del Imperio Romano hasta el descubrimiento de América también había espacio para las hipotecas.

Durante ese periodo, aparte de no disponer de tenedores porque aún no existían o de usar ropas pesadas para contener el olor, el concepto de hipoteca seguía su crecimiento. En ese período las hipotecas se usaban como pagos feudales. Lo que hacían los granjeros era solicitar dinero a los señores feudales a cambio de la propiedad de la tierra que querían comprar. El pago se realizaba con el producto cosechado, dinero o animales.

La década de los 70 y el boom de las hipotecas en España

Estados Unidos fue el primer país en regularizar los préstamos hipotecarios. El boom inmobiliario llegó a España en los 70, Debido a la gran cantidad de migraciones que se produjeron a las grandes ciudades españolas debido a la industrialización del país, y el aumento de la demanda en nuevas viviendas, se empezaron a fijar una cantidad de letras en función del número de meses pactado con el constructor para facilitar la compra. En el caso que no se saldara la deuda el inmueble pasaba a manos del acreedor.

La evolución hipotecaria siguió su curso en la década de los años 80, en los que se abandonó la fórmula de la firma de letras para establecer una escritura notarial con un seguido de condiciones establecidas. Atraídos por el negocio, a los años 90 los bancos y las cajas de ahorros empezaron a disputarse el mercado con el crecimiento del aumento de la demanda.

La burbuja inmobiliaria y el inicio de la debacle

La facilidad con la que empezaron a darse los préstamos hipotecarios, con avales mínimos o hipotecas de muy larga duración, acompañado de la venta cruzada con otros productos bancarios que facilitaban el acceso a una gran cantidad de lujos que económicamente “quizás” no nos podíamos permitir, conllevaron una situación de la que aún nos estamos recuperando.

Los precios han bajado y los bancos ya no otorgan hipotecas tan fácilmente. ¿Qué nos depara el futuro? Difícil de predecir, pero lo que es seguro es que debemos aprender de los errores que cometimos en el pasado para evitarlos en un futuro.