Iniciación a las hipotecas

Somos conscientes de que el momento mágico en el que alguien decide empezar a construir su proyecto de hogar dura hasta que cruza la puerta de un banco para pedir información sobre una hipoteca y descubre otra realidad de difícil comprensión.

Tranquilos, todos hemos pasado por esto en algún momento y hemos recurrido a superhéroes anónimos, como en estas líneas El Hipotecador, para que nos hablaran de una forma más clara y comprensible.

Por este motivo, a continuación te facilitamos los cuatro puntos que todo futuro hipotecado debe conocer:

En primer lugar, hemos de tener en cuenta nuestra realidad en cuestión de solvencia. Ser solventes significa que vamos a destinar al pago de la hipoteca un máximo del 35% de los ingresos totales familiares. Hay opciones también para los que necesitan endeudarse más de un 35% pero suelen ser más complicadas y poco recomendables por norma general.

En segundo lugar, cuando hablemos de hipotecas, te darás cuenta que hay muchas hipotecas diferentes. Los criterios más usuales son según el tipo de interés que se aplica (las fijas o las variables), en función del índice al que estén referenciadas (Euríbor o IRPH) o según el porcentaje que financie la entidad (el 80% o el 100%) entre otras opciones hipotecarias menos habituales y más complejas como la multidivisa o la inversa. Todas ellas serán tratadas en futuros artículos. Para escoger bien, te recomendamos que te dejes asesorar por nuestro héroe anónimo ya que según tu perfil te puede convenir elegir una u otra. No hay una hipoteca mejor que otra por definición sino que cada cliente tendrá una mejor opción concreta y particular.

En tercer lugar, hemos de ser conscientes que una hipoteca es la mejor forma que tienen los bancos de fidelizar a un cliente, ya que seguramente pasarás los próximos 30 años operando con la misma entidad. Por este motivo es normal que junto con tu hipoteca te ofrezcan seguros de vida, de hogar u otros productos. Estas vinculaciones bonifican a favor del cliente y reducen el diferencial de salida que ofrece la entidad, mejorando las condiciones finales de la hipoteca. Sin embargo, conviene estudiar y analizar previamente si compensa esa bonificación o si éstas vinculaciones resultarán menos rentables a medio o largo plazo.

En cuarto lugar, no perdáis de vista los gastos que conlleva firmar una hipoteca. El IVA, en caso de ser obra nueva, o el ITP (Impuesto de Transmisiones Patrimoniales) si se trata de una vivienda de segunda mano cuyo valor varía en función de la Comunidad Autónoma; los Actos Jurídicos Documentados; los gastos de la notaría; el Registro de la Propiedad; o la comisión de apertura bancaria.

Una vez valorados estos cuatro puntos, ya puedes empezar a comparar opciones hipotecarias y entidades bancarias, sin olvidar de preguntar y contrastar todo cuanto necesites.

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